A estas alturas, los materos ya sabemos que cebar mate es un arte, y que eso implica conocer todos los detalles para lograr un resultado impecable. A fin de mejorar nuestras habilidades de cebadores, repasemos lo que nunca hay que hacer al cebar mate. A tomar nota de los errores más habituales.
Lo que nunca hay que hacer al cebar mate
Poner mucha yerba. Es uno de los errores de cebador más habituales. Hay que tener en cuenta que la yerba se hincha al humedecerse y ocupa un poco más de espacio del que tenía al colocarla en el recipiente. Un mate con exceso de yerba será “corto” (se podrá tomar poco líquido) y con un sabor demasiado intenso, por no mencionar que se desperdicia el producto. Una proporción adecuada es de ¾.
Poner la bombilla antes que la yerba. Un error grave. Se debe primero sacudir un poco el mate tapando la boca con la palma de la mano para mezclar bien los componentes, luego se debe dejar la yerba algo inclinada y comenzar a humedecerla en la parte más baja, con agua tibia o fría. Se deja reposar, esperando que la yerba se humedezca y se hinche, y luego introducir la bombilla
Mover la bombilla, o tocarla. Error garrafal, pues se corre el riesgo de taparla, al remover el polvo fino de yerba y facilitarle el ingreso a la bombilla.
Utilizar el agua a más de 80 grados. Si el agua está excesivamente caliente, “quema” la yerba lo que produce que suelte de golpe sus componentes dando un sabor muy amargo, obteniendo luego en poco tiempo un mate muy lavado.
Agregar agua fría al agua hervida para “arreglarla”. De la mano del error anterior, se produce este. Un agua hervida no sólo ha ganado mucha temperatura, sino que ha perdido el oxígeno y ha concentrado sales, con lo cual el sabor será distinto de todas formas, por más que la enfriemos. El mate no será rico. Si el agua se hirvió, se puede reutilizar para otros usos pero no para el mate.
Mojar toda la yerba desde el comienzo. Error de cebador principiante. El arte de cebar consiste en lograr un sabor parejo durante toda la ronda, para ello es indispensable que se adquiera destreza en humedecer la yerba poco a poco, logrando de esa manera que todos los mates tengan el mismo sabor, que no sea ni demasiado amargo, ni lavado.
Si “regamos” la yerba como si se tratara de una maceta, se humedece toda la yerba de golpe, obteniendo unos pocos mates muy fuertes de sabor, y luego el resto de la cebada será de mates lavados.
No curar bien el recipiente: es un factor clave para obtener un sabor óptimo.
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